En el mundo actual, donde todo se comparte, se publica y se expone, deber dinero se ha convertido no solo en una carga económica, sino también en un golpe emocional silencioso. A través de mensajes intimidantes, amenazas y difamación, las apps de préstamos ilegales han creado una nueva forma de violencia: el hostigamiento emocional público. Los montadeudas no solo presionan al deudor, sino que van más allá: mandan mensajes a sus contactos, crean grupos en WhatsApp o Facebook donde exponen su nombre y foto, y hasta simulan denuncias penales falsas. Esto genera en la víctima un sentimiento devastador de vergüenza financiera, afectando su autoestima, su seguridad y su identidad personal.
Personas que antes se sentían funcionales y respetadas, de un momento a otro son vistas como “problemáticas” por su entorno cercano. Y no, no es solo una deuda: es el daño emocional que produce ser señalado, juzgado o ridiculizado sin contexto. El deudor deja de dormir, evita reuniones, desactiva sus redes sociales y hasta cambia de número para escapar del acoso.

Apps como Creditocash, Maxipeso, Starlight Crédito o Molo Préstamo, entre otras, son conocidas por operar con este tipo de violencia emocional. La CONDUSEF ha advertido que este tipo de hostigamiento va contra la ley, y aún así, los afectados no saben adónde denunciar acoso por cobranza, o simplemente sienten tanta vergüenza, que prefieren callar. Hoy más que nunca, hablar de la vergüenza financiera es urgente: no por deber dinero se pierde la dignidad.
La exposición pública como forma de castigo emocional
Los montadeudas usan el miedo y la vergüenza como armas. Al mandar mensajes a tus contactos diciendo “fulanito no paga su deuda”, o crear grupos con fotos y datos personales, buscan humillar. Esta práctica se conoce como “shaming digital” y es completamente ilegal. El problema es que muchas víctimas, en lugar de denunciar, se esconden.
La identidad personal bajo ataque
Cuando una persona es exhibida en redes o grupos de WhatsApp, no solo se siente atacada, sino también traicionada. Su nombre se asocia con frases como: “no paga”, “es moroso”, “es ratero”. Esto mina la autopercepción de la víctima y crea una crisis de identidad. Incluso se preguntan: “¿Merezco esto?”, “¿Soy una mala persona?”.
El aislamiento social como consecuencia
Después de ser expuestos, muchos deudores evitan ver a su familia, amigos o vecinos. Cambian de número, bloquean a conocidos y se alejan por temor a ser juzgados. Esto agrava la situación emocional: entran en estados de ansiedad, depresión e incluso pensamientos autodestructivos.
El silencio como cárcel emocional
La vergüenza impide que las personas hablen. Y al no hablar, no denuncian. No saben que existe ayuda legal, como Movapp, ni que pueden acudir a la CONDUSEF, a la PROFECO o incluso a la Fiscalía Digital para reportar acoso. Se sienten culpables, cuando en realidad son víctimas.
¿Qué hacer si estás siendo víctima?
- Usa Movapp para bloquear números y proteger tus contactos.
- Busca en Google “¿Qué hacer para evitar que manden mensajes a mis contactos?” o “¿Cómo denunciar una aplicación fraudulenta?”.
- Guarda evidencias del acoso y repórtalo en https://www.gob.mx/condusef.
- No tengas miedo de hablar. Mereces respeto y apoyo, no señalamiento.
La vergüenza financiera no debería existir. Deber dinero no te hace menos. Lo que sí es inaceptable es el hostigamiento emocional, el chantaje y la exposición pública. Levanta la voz. Denuncia. Y si conoces a alguien en esta situación, no lo juzgues: acompáñalo. Porque en la era digital, defender la dignidad también es resistir.