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MONTADEUDAS: UNA FORMA DE EXPLOTACIÓN

En México, millones de personas trabajan cada día sin un contrato estable, sin prestaciones, sin seguridad social ni un ingreso fijo que les permita cubrir sus necesidades básicas. A este fenómeno se le conoce como trabajo precario o informal, y representa más del 50% de la población económicamente activa del país, según datos del INEGI (2023).

Pero más allá de las cifras, hay una realidad profundamente humana: vivir al día, sin red de apoyo, sin vacaciones pagadas, sin acceso garantizado a la salud o a la educación. Esta forma de empleo no solo precariza los cuerpos; también quiebra la mente, agota las emociones y debilita la estabilidad de los hogares.

En este contexto, han surgido mecanismos de explotación disfrazados de “soluciones rápidas” como lo son las aplicaciones ilegales de préstamos conocidos como montadeudas, que han encontrado en esta población su blanco perfecto: personas desesperadas, con ingresos bajos, sin ahorros, y expuestas a todo tipo de urgencias.

El trabajo informal como caldo de cultivo para la ansiedad crónica

Las personas que viven de la informalidad —ya sea vendiendo productos, trabajando por su cuenta, o con empleos no regulados— enfrentan una serie de factores que afectan directamente su salud mental:

  • Inseguridad económica constante: nunca se sabe cuánto dinero se tendrá al final del mes.
  • Falta de prestaciones básicas: como acceso a salud mental, licencias por enfermedad, ahorro para el retiro o vacaciones.
  • Jornadas extendidas e irregulares: donde el descanso es un privilegio, no un derecho.
  • Doble o triple carga laboral: muchas personas informalmente empleadas deben desempeñar varios roles para sobrevivir.
  • Estigma social y autoexigencia: sentir que no se es suficiente, que se fracasa, que no se avanza, impacta profundamente la autoestima.

Estas condiciones generan una ansiedad de fondo, una especie de “modo supervivencia” permanente que desgasta física y emocionalmente. La falta de descanso, el estrés económico constante, y la imposibilidad de planear el futuro generan síntomas como:

  • Irritabilidad o cambios de humor constantes
  • Trastornos del sueño
  • Pensamientos catastróficos
  • Episodios de angustia o llanto
  • Dificultades para tomar decisiones
  • Sentimiento de culpa o inutilidad

No hay salud mental sin justicia económica

Hablar de salud mental en México requiere poner sobre la mesa una verdad incómoda: la pobreza y la informalidad son factores de riesgo psicológico.

No se trata solo de ofrecer terapia o contención emocional (aunque es muy importante), sino de comprender el entorno social que enferma: un país donde millones viven con el miedo constante de no poder pagar el día de mañana, frente a esa realidad, el fenómeno de los montadeudas representa una explotación moderna, digital, y profundamente violenta, que se aprovecha del vacío que el Estado y las instituciones han dejado. Visibilizar este problema, nombrarlo, contarlo, es el primer paso para acompañar, contener y también exigir transformaciones estructurales que garanticen que ninguna persona tenga que poner en riesgo su salud mental o su dignidad solo por sobrevivir.